martes, 24 de marzo de 2015

Así como seguimos cantando, 

seguimos leyendo, 

los nuevos libros, 

los “viejos”, 

los clásicos 

hoy podemos volver a 

leer los libros que fueron 

“silenciados” durante la dictadura militar. 


Y si cada pregunta tiene su respuesta, 

en sus lecturas podemos encontrar 

algo de la justicia necesaria, 

pero sobre todo, la libertad de 

transitar sus letras y que las 

nuevas generaciones se hagan las preguntas 

necesarias y se formulen 

entonces las respuestas necesarias: justas y 

llenas de memoria.

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