Así como seguimos cantando,
seguimos leyendo,
los nuevos libros,
los “viejos”,
los clásicos y
hoy podemos volver a
leer los libros que fueron
“silenciados” durante la dictadura militar.
Y si cada pregunta tiene su respuesta,
en sus lecturas podemos encontrar
algo de la justicia necesaria,
pero sobre todo, la libertad de
transitar sus letras y que las
nuevas generaciones se hagan las preguntas
necesarias y se formulen
entonces las respuestas necesarias: justas y
llenas de memoria.
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